El año 2026 aparece en el horizonte como un hito para la manufactura de América Latina. Lo que antes veíamos como tendencias de la industria ahora se consolidan como pilares estratégicos para la competitividad y la resiliencia del sector.
La transformación digital, antes considerada una meta, hoy es la base indispensable de la nueva industria, ahora impulsada por la inteligencia artificial, nuevos modelos de negocio y una conciencia socioambiental cada vez más presente.
En mi visión, el primer punto a observar es la madurez de la digitalización. Aunque muchas empresas han iniciado su recorrido, aún existe una brecha entre la automatización básica y una operación verdaderamente inteligente y conectada. En 2026, la presión competitiva ya no permitirá que las industrias permanezcan en las etapas iniciales. La meta será alcanzar un nivel de madurez que integre el piso de fábrica (MES) con el sistema de gestión (ERP) de forma fluida, generando datos que no solo informen, sino que alimenten sistemas de decisión autónomos. La tarea fundamental de organizar y digitalizar procesos será un requisito previo para cualquier avance.
Es aquí donde la inteligencia artificial (IA), con destaque para los agentes autónomos, entra en escena de forma disruptiva. Si hasta ahora hablamos mucho sobre IA para análisis predictivo, usando datos para anticipar escenarios, el próximo año la conversación será sobre la ejecución efectiva de tareas. Agentes de IA integrados a los sistemas de gestión ayudarán a los gestores a optimizar la producción en tiempo real, no solo sugiriendo ajustes de máquinas o reasignación de insumos, sino ejecutando actividades de forma autónoma a partir de parámetros preestablecidos. Un agente podrá, por ejemplo, renegociar una entrega con un proveedor al prever un posible retraso o ajustar dinámicamente el precio de un producto en un portal B2B según la demanda y el stock, todo de manera independiente.
Esta evolución tecnológica traza el camino para la consolidación definitiva del e-commerce B2B (business to business) y B2C (business to consumer) en la manufactura. El modelo de ventas tradicional, con representantes comerciales y catálogos físicos, cede cada vez más espacio a plataformas digitales que ofrecen una experiencia de compra personalizada y sin fricción para los compradores. Para la industria, esto significa no solo un nuevo canal de ventas, sino una fuente riquísima de datos sobre el comportamiento del cliente en la punta, permitiendo una previsión de demanda más precisa y una producción más alineada con las necesidades del mercado.
En paralelo con estos avances, el entorno de negocios en la región traerá un desafío estructural: las reformas tributarias y fiscales en diferentes países de Latinoamerica. En 2026, con la transición hacia nuevos sistemas tributarios en marcha en países como Colombia, Argentina, Brasil y México, el cumplimiento fiscal será más complejo que nunca. La gran clave para la manufactura será comprender que la gestión tributaria ya no se limita únicamente a las propias operaciones. Será imprescindible tener una visión completa y sistémica de la cadena de suministro, garantizando que todos los proveedores también cumplan con las normas. La tecnología, especialmente un ERP robusto y actualizado, será la única forma de gestionar el volumen de datos y las nuevas obligaciones, evitando pérdidas de crédito y asegurando la salud financiera del negocio.
Por último, la agenda ESG tiende cada vez más a convertirse en una práctica medible y auditada. La presión del mercado externo, de los inversionistas y de los consumidores colocará la sostenibilidad en el centro de la estrategia. Herramientas que permiten la gestión y el reporte de indicadores ESG, que ayudan en el cálculo de la huella de carbono o en el diagnóstico de prácticas de diversidad e inclusión, serán cada vez más esenciales y estarán presentes en el día a día de la industria. La manufactura exitosa será aquella que no solo produzca con eficiencia, sino que también demuestre, con datos, su impacto positivo en la cadena, en la sociedad y en el medio ambiente.
En resumen, el futuro de la manufactura será de las empresas que logren orquestar de manera armoniosa estas cinco tendencias de la industria, construyendo una operación que sea, al mismo tiempo, inteligente, automatizada, centrada en el cliente, fiscalmente responsable y genuinamente sostenible. El desafío es grande, pero las oportunidades son aún mayores.
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